Que una de las apps de chat más utilizadas en China incluya ahora la posibilidad de detectar morosos parece toda una revolución en el país asiático. Si bien no está disponible en Europa, con lo que tus ganas de revisar historiales de pago habrán caído en saco roto, pero da para un interesante debate no solo sobre hacia dónde se pueden mover las aplicaciones del futuro, sino también hasta dónde deben existir los límites.

Sin lugar a dudas, aplicaciones que hagan cosas que nunca antes hubieras pensado hay unas cuantas. Sin embargo, no todas podrían considerarse como una pequeña gran revolución. Si bien tiene muchos contras, porque probablemente a nivel europeo las leyes relacionadas con la protección de datos impedirían su uso, está claro que en China han encontrado un modo de luchar contra la morosidad y lo han hecho integrándolo en la conocida plataforma WeChat como una app integrada dentro del chat.

La funcionalidad se integra directamente en la plataforma WeChat, una especie de Whatsapp vitaminado al que la mayor parte de chinos se han rendido. De hecho, es la app con mayor número de usuarios en el país -y dicho sea de paso a nivel mundial por la gran población que tiene el gigante asiático-. El funcionamiento de esta skin o app dentro de otra aplicación es algo realmente novedoso por la información que da, aunque en realidad se basa en los mismos principios que las herramientas que integran la geolocalización para otras cuestiones. Por ejemplo, las que se utilizan para ligar y te avisan de que te has cruzado con alguien, o las que muestran dónde se encuentra exactamente el taxi o vehículo con conductor que estás esperando.

Sin embargo, en este caso, digamos que se produce una cuestión bastante controvertida. El moroso en cuestión no ha dado su consentimiento para ser trackeado y mucho menos para ser identificado como tal pero, en la conciencia social de la ciudadanía del país, las cosas no se ven como a este lado del mundo.

Los propios usuarios son los que denuncian ante las autoridades esos impagos, y a través de esta skin pueden ponerlo en conocimiento de otros para que estén alerta, al mismo tiempo que aplican una especie de correctivo como escarnio público.

El objetivo final no es otro que el supuesto moroso termine por arrepentirse y pague su deuda, como las también controvertidas empresas de cobro de morosos que operan en nuestro país a base de perseguir a los deudores.

Puede que todo lo que has leído hasta ahora suene a historia de terror. No porque realmente no quieras estar prevenido ante morosos reincidentes -que los hay en todos los países- o porque no consideres hasta cierto punto justo que se solucionen todos esos impagos que generan tantos problemas a todas las personas.

Se trata más bien de una cuestión de que esas denuncias sociales puedan hacerse a la ligera, de lo que implica exponer de dicho modo los datos personales, y que no intervengan directamente las autoridades o el sistema judicial a la hora de impartir justicia.

Como casi en todo lo demás, China tiene una concepción distinta de cómo deben ser las cosas. Y aquí el concepto del Sistema de Crédito Social que quieren tener implantado en 2020, y que tiene mucho que ver con el desarrollo tecnológico, aunque interpretado de una manera bastante punitiva, cobra mayor relevancia.

Se trata de una propuesta en la que las personas tendrán una especie de carnet por puntos que sumará o restará cifras en función de su comportamiento (y este podrá medirse por ejemplo por las cámaras de reconocimiento facial que ya están implantadas en muchas ciudades del continente asiático, así como por otras innovaciones similares a la de WeChat).

Aquellos que no hayan sido buenos ciudadanos podrán verse perjudicados por ejemplo por la imposibilidad de obtener créditos, o por la denegación de visados de viaje.

Nadie está hablando de que China se convierta en un referente, o que todas las leyes (incluidas las relacionadas con el Reglamento General de Protección de Datos) se vayan a derivar en este sentido.

Pero desde luego, merece la pena reflexionar cómo la tecnología puede cambiar nuestro comportamiento, ya no solo como individuos, sino como sociedad. En el pasado, aquello del escarnio público -en muchas ocasiones sin motivaciones reales y sin un juicio justo- era algo habitual.

Se supone que la democracia que hemos conquistado, junto con unas leyes que presumen la inocencia salvo que se demuestre lo contrario habían conquistado nuestra manera de entender las cosas.

Si ahora la tecnología, utilizada como en el caso que hemos contado en el artículo de hoy puede llevarnos al extremo anterior, y no se apuesta por una legislación que lo frene, sino todo lo contrario, como plantea China con ese Sistema de Crédito Social, quizás deberíamos plantearnos qué sentido tiene o si realmente estamos viviendo una revolución y no una involución.

El tema da para un debate largo, complejo, pero sobre todo necesario para delimitar los usos que demos a todo esto que la transformación digital pondrá en la palma de nuestra mano y que aún hoy no conocemos. Y no es poco.

Fuente
web ChinaDaily